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El sentimiento que Malvinas despierta en cada fueguino es intenso. En aquel terreno, que es parte de esta Tierra del Fuego y que hoy continúa en manos inglesas se presentó el atleta Pablo Ernaga.
Mas de un año de preparación para estar en la Maratón Internacional de Malvinas, 42 kilómetros que el runer riograndense planificó paso a paso. Durante los primeras carreras del 2017, Pablo ya sabía que en marzo iba a estar presente en las islas.
En cada dialogo con la prensa, dejaba en claro la impronta de que iba a salir por todo, no darles oportunidades a los maratonistas que van de todas partes del mundo. Aquella tierra cercana pero tan distante a la vez, lo esperaba.
Hasta que llegó el día, más local que nunca, Pablo salió embravecido. Rápidamente logró la primera posición con la mente puesta en la meta. En la gloria. En todo lo que se había preparado para ese momento, en sus padres, hermanos, mujer e hijos.
A más de 600 kilómetros, desde las 10 de la mañana el ambiente del atletismo estaba a la expectativa.
Pasado el mediodía, llegó la noticia. Pablo Ernaga se convirtió en el primer fueguino en subirse al podio. La novedad se recibe con alegría en Río Grande, se celebra.
Las redes sociales explotan de felicitaciones pero el protagonista no estaba feliz. Hasta el kilómetro 30 venía primero, cómodo y el cuerpo empezó a jugarle una mala pasada. Siete kilómetros después lo mismo y el tercer lugar lo recibió.
“Me siento un poco triste, sacrifique muchas cosas pero nunca me voy a rendir y bajar los brazos” inicio su descargo y redobló la apuesta, “el año que viene volveré y si Dios me acompaña, voy a venir ojalá a hacer historia”.
Lejos de dejarse caer por lo cerca que estuvo la hazaña, Pablo afirmó que “me faltó poco, es algo por dentro que le debo a mi ciudad y como capital nacional de la Vigila”.
No hay nada que reprochar, el orgullo que este atleta hizo sentir a todos los que en Río Grande lo acompañaron desde el sentimiento es lo mejor que pasó. Las malas suceden, sirven para aprender, crecer y consolidarse.
El año próximo, se hará el doble de esfuerzo, el doble de gente estará esperando al atleta que persigue un sueño y que no va a parar hasta coronarse. Por él, por su familia; por ellos, los veteranos que siguen luchando y por los que ya no están.
A él, al corredor. Gracias por compartir este sueño.
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